domingo, 13 de abril de 2014

''La Cuaresma perdida'', por Juan Antonio Carrasco

De nuevo está aquí. Las ilusiones se vuelven a vestir de gala un año más. Una Cuaresma relativamente extensa, muchos actos llevados a cabo -algunos novedosos, otros repiten-. Un pregón con sabor a cofrade rancio -esto es, cofrade cofrade-, presentaciones relevantes, como las guías de nuestra Semana Santa para móviles. Noticias que hablan de cambios como las del Rosario o Tres Caídas. Webs cofrades que se renuevan o hacen su puesta de largo (como es PASIÓN EN LA ISLA), en pos de hacer noticia, informar, engrandecer nuestra forma de ver la Semana Santa.
Cuarenta días que se olvidarán cuando, la tarde del 14 de abril, la cruz de guía de la hermandad lasaliana -la de las palmas y hebreos de corazón cofrade-, deslumbre con su plateado al sol de un domingo radiante. Desde entonces, sólo 7 serán aquellos días que nos perforen los sentimientos. Esos mismos que siguen padeciendo mirando previsiones meteorológicas, rogando a Dios y el mazo preparado por si hay que romper al corazón esperanzado.
Corazón esperanzado que recuerda el año que padeció la última Semana Santa glorificada de sol, latiendo incesante y vigoroso ante la visión barroquizada del tormento, dulcificada, más aún, con salmos en pentagramas.
Salmos en pentagramas que se encargaron, en la olvidada Cuaresma, de darle vida a la muerte misma que acompañarán. Calvarios de tríos mimosos que son nanas para el crucificado,  de do-re que suena al lituus romano, que era aviso mismo del sacrificio que los latinos proclamaban. Notas de Pasión, notas de oración.
Oración que nos hizo caer al polvo un miércoles de cenizas, que nos hizo salmodiar la fe a Cristo y María en interminables actos devotos de domingos de chaquetas y veneras colgadas en orgullosos pechos cofrades. Oración que se harán lágrimas que se enjugarán en antifaces que ocultan el rostro del pecado mismo en la imagen de un penitente.
Penitentes que colorearán de rojos, negros, verdes, azules, blancos, las calles de nuestra tierra. Cada color un amor, cada color una tradición de padres a hijos, cada color una unión, cada color la Pasión.
La Pasión... La Pasión deja atrás una Cuaresma olvidada que anunciaba calles engalanadas y aromatizadas de fervor; calles revestidas de ceras de pureza, de sacramento, de respeto o de dolor. Calles ahogadas de gentes que buscan al Hombre que vive en la casa de Dios, que recuerda cada día del año su sufrimiento en altares. El Hombre que padeció de la columna al Madero, del Madero al sepulcro, del sepulcro hasta la resurrección.
Resurrección otro nuevo año es a lo que la Cuaresma nos llevó. Resurreción en la esperanza que empieza un Domingo de Ramos, un 14 de abril...
14 de abril, tarde de Domingo de Ramos, se abren las puertas y en el dintel una cruz plateada que resplandece más que el sol.
¡Ya es Semana Santa!